lunes, 5 de mayo de 2014

Las primas de riesgo


Por Juan Ignacio Cantero        @juanyck

La situación liguera, con tres equipos (Atlético de Madrid, Real Madrid y Barcelona) luchando por el campeonato a falta de dos jornadas, ha abierto diferentes flancos a debatir. La derrota del Atlético en el Ciutat de Valencia por 2-0 ha levantado sospechas acerca del pago de primas a los jugadores del Levante por parte del Real Madrid, pero no hay nada demostrable.



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La entrega de primas a teceros, es algo ilícito e ilegal actualmente, pero está cambiando el panorama. Ya se escuchan voces que claman poder incentivar a un equipo que no se juega nada para que las ligas no se desluzcan en las últimas jornadas. Consideran que de no haber primas, las competiciones están adulteradas, y el que mejor calendario tenga es el que más posibilidades tiene de ganar.


Pero hay una voz que se alza por encima de las demás. La de Luis Rubiales, presidente de la AFE (Asociación de Futbolistas Españoles). Rubiales vería con buenos ojos la legalización de las primas por lo que considera un acto de transparencia, frente a la opacidad en que se encuentra el asunto.

Ni adulteración de la liga ni ánimo de transparencia. El trasfondo de todo el asunto es, como suele ser el de todos, el económico. El interés en la legalización de las primas está centrado en la inclusión de ese apartado en la Hacienda Pública. Los equipos tendrían que declarar esos pagos, y además al ser una materia legal, habría mayor seguridad de ingresar la cantidad, lo que generaría un mayor flujo de renta. Ese es el verdadero interés que se esconde tras las valoraciones a favor de las primas.

Pero de ser legalizadas, se estaría hipotecando la igualdad de los clubs por la vía legal, en favor de hacer salir a flote la economía sumergida de este deporte. Una especie de amnistía fiscal futbolística.


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Esta medida favorecería a los clubs con mayor poder económico, que serían los capacitados para poder primar rivales, mientras los menos pudientes, se verían indispuestos y desguarecidos ante la falta de un dinero que no tienen, o que de tenerlo, no pueden permitirse gastar. Supondría la legalidad de la dictadura del rico capaz de ganar ligas con incentivos económicos a rivales, frente a la miseria del pobre, incapaz de salvar un descenso por ejemplo al no poder pagar a terceros por intentar ganar a su inmediato rival.

Las primas a terceros pasarían a ser primas de riesgo, ya que generarían una mayor desigualdad entre los grandes clubs y los pequeños, agrandándose las diferencias en varias decenas de puntos básicos. El fútbol, como cualquier actividad física, debe estar sujeto a los patrones del juego limpio. Si se legalizan las primas, se estarán poniendo en riesgo los principios del deporte.

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