lunes, 25 de febrero de 2013

Y al enésimo día resucitó

  
Por Juan Ignacio Cantero  @juanyck

     Tantas y tantas veces, los profetas de la prensa han anunciado la buena nueva del advenimiento de Kaká. El jugador de los 65 millones que entró triunfante en Madrid aclamado por la mulitud a lomos de un balón de oro y que pocos días después fue crucificado tanto por sus propios defensores como por sus retractores.
A partir de entonces muchos han sido los que han asegurado la resurrección del jugador en épocas puntuales, pero parece que ante el reconocido catolicismo del brasileño se ha aprovechado la cuaresma para volver a difundir su renacimiento.
Kaká celebrando un gol.
Tras dos buenas aportaciones puntuales ante Rayo Vallecano y Deportivo de la Coruña los apóstoles del madridismo empeñados en santificar al jugador insisten en su valía y en la recuperación de su mejor momento. Esta gente de la doctrina del "I belong to Kaká" se contraponen a los que somos escépticos con el brasileño. Está claro que fue una estrella en el Milán, pero el Real Madrid intentó agrandarlo a modo de supernova hasta que explotó.
Por mucho que se empeñen en intentar meterlo con calzador, a su favor solo juegan unas pocas acciones concretas en partidos de poco mérito. No se recuerda a ese todopoderoso Kaká en clásicos contra el Barcelona, en los grandes citas de Champions, ni siquiera en importantes partidos de Liga. Solamente en ocasiones de poca presión ha aparecido dejando algún destello de calidad, pero nada memorable. Por eso me cuesta creer en su resurrección, porque para resucitar hacen falta milagros y Kaká ha hecho poco más que trucos de magia.

Kaká en un entrenamiento.
El problema es que cuesta reconocer que el Real Madrid ha llevado a cabo un pésima adquisición, con un desembolso de 65 millones en un activo ineficaz. Kaká no ha traído goles, actuaciones célebres ni magia, por lo que no ha resultado ser el esperado súpercrack sino un jugador más, de los que no pasarán a la historia del Real Madrid.
En todos los equipos ocurre, y la gravedad no es el fiasco sino el tremendo desembolso que costó. Lo que deberían hacer los creyentes Kaká es pasarlo a la lista de los Balic, Anelka, Conceiçao etc. y dejar de resucitar una y otra vez a un jugador cuyo fútbol está muerto.
Esta semana se apuesta por la titularidad de Kaká ante el Barça en la vuelta de la semifinal de Copa, en la que sería su enésima resurrección. Lo que se debe hacer es dejar a Kaká en el antiguo testamento del Real Madrid y empezar a escribir el nuevo. 

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